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La piel como frontera terapéutica

La frontera es un espacio limítrofe  en la que el cuidado ha de ser exquisito. Es un espacio donde los vigilantes han de discriminar de forma rápida lo que sirve por sus cualidades de afinidad y resonancia y de ellos lo que es bueno en el momento presente.

La piel es un órgano que se re-crea al cumplir bien su función de frontera terapéutica, debe ser escuchada para aprender de lo que es beneficioso y rechazar aquello que  intenta colarse con disfraces.

La piel respira y así se reaviva, ayudando a la respiración pulmonar y estableciendo su propia oxigenación. Realiza una función compleja como órgano que separa el mundo interno  del externo ya que se encarga además de funciones vitales de intercambio entre ambos. Cualquier producto usado en la piel debe respetar la exquisita inteligencia con la que la piel debe actuar o podrá ocasionar un daño importante a todo el sistema.

Además la piel es la primera expresión que se presenta al mundo y a los demás. Su aspecto hace visible el buen trato, la respiración adecuada, y el equilibrio entre las fuerzas sociales y asociales necesarias para la sana relación de cada uno con los demás.

Las sustancias que se aplican sobre la piel deben llevar un mensaje vital y respetuoso por la bondad de los ingredientes y por la intención  con la que se preparan, también por la forma de tratar la materia prima, esta es para nosotros la responsabilidad de Cosmoética.